Divorcio – Enfrentar lo inesperado

Un divorcio es una de las situaciones más difíciles que una persona puede enfrentar en su vida. El impacto emocional de una relación que termina es sumamente difícil de afrontar. Por si fuera poco, los cambios financieros y de estilo de vida que al divorciarse puede conllevar pueden resultar igualmente difíciles de encarar. Para la mayoría de las personas el divorcio es la transacción financiera más importante que tienen que enfrentar en toda su vida.

Si estás leyendo esto y no estás pasando por un divorcio, sigue leyendo de todos modos, pues no debería ser necesario un divorcio para que asumas el control de tus finanzas. Tal vez este no sea el momento más apropiado, emocionalmente hablando, para tomar las decisiones que necesitas tomar. Tómalas en este mismo momento. Aunque nunca te tengas que divorciar, estarás en una posición financiera mucho mejor.

Si estás pasando por un divorcio, no eres el único. Eso no lo hace más fácil.

Este es el momento de hacer limpieza y reorganizarte. Si tu cónyuge se ha estado ocupando del dinero, este es el momento de asumir el control de tus propias finanzas.

Honorarios de abogados

Un divorcio puede resultar costoso si contratas a un abogado. Si la situación da lugar a una batalla legal, los costos pueden llegar a ser muy altos en poco tiempo.

¿Necesitas contratar a un abogado?

Puesto que los honorarios del abogado son generalmente el gasto más alto para divorciarse, si puedes prescindir del abogado o llegar a un acuerdo de liquidación con la ayuda de un mediador, esto es algo que sin duda te convendría. Sin embargo, debes proceder de esta manera solamente si estás absolutamente seguro de que no necesitas a un abogado.

¿Se trata de un divorcio simple y bastante amigable en el cual ambas partes están dispuestas a llegar a un acuerdo? ¿O, por el contrario, existe la posibilidad de un litigio? Si los cónyuges pueden ponerse de acuerdo, es probable que se puedan divorciarse con mínima intervención de abogados. Sencillamente se reparten los bienes comunes, se presentan los documentos correctos y, en algunos casos, se comparece ante un juez para declarar el motivo del divorcio. No obstante, los divorcios rara vez son tan sencillos. La repartición de los bienes por sí sola puede resultar un proceso complicado. Si tú y tu cónyuge no se pueden poner de acuerdo, en lugar de un litigio considera la mediación o un divorcio cooperativo, que ayuda a los cónyuges a colaborar con profesionales especialmente capacitados para resolver los problemas relacionados con la división de las propiedades y la custodia de los hijos. Si no se pueden poner de acuerdo, será necesario entablar un litigio. En cualquier litigio es necesario contar con la representación de un abogado.

Aunque tú y tu cónyuge mantengan una relación cordial durante todo el proceso de divorcio, puede resultar difícil decidir qué es justo para ambos. El abogado puede ayudarlos a tomar decisiones difíciles.

Cómo reducir los honorarios

El paso más importante para reducir los honorarios del abogado es hacer por ti mismo todo el trabajo que sea posible. Recopila toda la información financiera que puedas antes de reunirte con el abogado, ya que su tarifa por hora puede ser muy costosa. Le pagas por su asesoría legal, no para que dedique su tiempo a investigar tus finanzas. Si te es posible, negocia un honorario fijo con el abogado. Si esto no es posible, puedes reducir los honorarios manteniendo una participación activa en el caso y siguiendo cuidadosamente las instrucciones que te de tu abogado.

Trata de llegar a un acuerdo con tu cónyuge sobre las cosas de menor importancia sin la ayuda de un abogado. Muchas pequeñas discusiones pueden conducir a una gigantesca cuenta por honorarios legales. Ahórrate ese dinero para las batallas más importantes que podrían requerir más ayuda del abogado.

Cuando te reúnas con el abogado, mantente centrado en lo que hay que hacer en ese momento. Probablemente llegarás a desarrollar una relación de confianza con esa persona y podrías verte tentado a “desahogarte” con él o con ella. Lo que necesitas hacer es encontrar a algún amigo con quien puedas hablar de lo que sientes; alguien que no te esté cobrando por hora.

No trates de usar la liquidación de bienes del divorcio para “castigar” a tu ex. Esto sólo te producirá más estrés, más dolor y te costará mucho más en honorarios. Mantén una actitud diligente para asegurar que la liquidación sea justa para ti, pero si insistes en “vengarte” de tu cónyuge los abogados serán quienes saldrán beneficiados, mientras que tú saldrás perjudicado.

Encuentra la forma de comunicarte con tu cónyuge. El divorcio conlleva una gran tensión emocional y también, probablemente, una buena dosis de ira. Pero si cada uno de ustedes utiliza a un abogado para comunicarse, los honorarios aumentarán rápidamente. Si necesitas hablar de algo, utiliza formas alternativas de comunicación como el correo electrónico. Esta es una forma de eludir en cierto modo la confrontación más directa que implica la comunicación por teléfono o en persona.

Antes que el abogado te represente tendrás que firmar un contrato. El contrato es un documento legal que explica los honorarios que cobrará el abogado. Asegúrate de entender cabalmente este documento y siéntete en libertad de hacer todas las preguntas que necesites si no lo entiendes.

Información que necesitarás

  • Reúne todos tus papeles en un archivo, preferiblemente móvil, que te ayude a estar preparado y organizado. Aquí debes incluir:
  • Declaraciones de impuestos de los últimos cinco años.
  • Registros de cuentas de retiro de ambos cónyuges.
  • Comprobantes de cheques de nómina de ambos cónyuges que muestren los ingresos y deducciones.
  • Documentos relacionados con los beneficios que ambos cónyuges reciben a través de su empleador.
  • Copias de todas las pólizas de seguro, incluyendo seguro de vida, seguro de salud, seguro de propiedad y seguro de auto.
  • Estados de todas las cuentas bancarias y de corretaje.
  • Estados de fondos mutualistas.
  • Copia de la escritura de propiedad o contrato de arrendamiento de tu residencia.
  • Estados de todos los préstamos pendientes, incluyendo la hipoteca y las tarjetas de crédito.
  • Acciones que poseen los cónyuges en las empresas donde trabajan
  • Copias de testamentos y fideicomisos.
  • Copias de poderes.
  • Recibos de las compras importantes
  • Copias de los certificados de nacimiento y matrimonio

Dependiendo de lo que cada parte esté reclamando, es posible que también deseen mantener: Una lista de prioridades de los bienes con los cuales desean quedarse, datos concretos sobre los niños, incluyendo el tiempo que pasan con ellos, las actividades que comparten y los gastos relacionados con su crianza. Recuerda que si tus finanzas están en orden no tendrás que pagarle al abogado para que averigüe y recopile esta información.

Cómo contratar a un buen abogado

Es importante contratar a un buen abogado. Tu meta es encontrar a alguien en quien puedas depositar tu confianza durante este difícil período de tu vida para que te guíe a través de un proceso muy doloroso. No hay un límite de tiempo específico máximo para un divorcio, lo cual significa que debes contratar a un abogado con quien te sientas a gusto y con quien puedas colaborar durante un plazo prolongado.

No contrates al mismo abogado de tu cónyuge. Aunque todo el mundo tenga las mejores intenciones, esto puede dar lugar a situaciones muy difíciles. Pide referencias a conocidos que se hayan divorciado recientemente. Si su experiencia fue buena, entrevístate con el abogado que ellos utilizaron. Si has trabajado con abogados en otros asuntos legales, pídeles una recomendación. Con frecuencia los abogados pueden recomendarte a un abogado de otra especialidad.

Independientemente de quién te haya recomendado al abogado que estás considerando, verifica cuidadosamente sus credenciales y calificaciones. No estás buscando al abogado más barato que puedas encontrar, sino a la persona que mejor pueda representar tus intereses en el divorcio.

¿Quién se queda con la casa?

La residencia a menudo se ve como algo que va más allá de una propiedad. Es donde vives. Has trabajado duro para hacerla un hogar. Puede resultar difícil renunciar a ella durante un divorcio.

Si te quedas con la casa… ¿Puedes pagarla?

Tienes que estar bien seguro de que quedarte con la casa tiene sentido para ti desde el punto de vista financiero. Tal vez la compraste contando con dos ingresos y hacer los pagos con un solo ingreso te sea muy difícil o incluso imposible. No pienses solamente en el pago de la hipoteca, sino también en el seguro, las reparaciones, el mantenimiento, los impuestos a la propiedad, el agua, la electricidad y otros servicios y otros gastos que tendrás que asumir.

Para poderte quedar con la casa tendrás que comprarle a tu cónyuge su parte del valor patrimonial de la misma, el cual se calcula determinando el valor de la casa y se le restan las hipotecas que aún se adeudan en la propiedad. Es posible que puedas “canjear” bienes. Es decir, renunciarías a tu mitad de algunos bienes que posees conjuntamente con tu cónyuge para pagarle a ese cónyuge su mitad de la casa. Es posible que puedas refinanciar la hipoteca por más de lo que debes en ese momento y pagarle a tu cónyuge su mitad de la casa con lo que obtengas de la nueva hipoteca.

Quedarte con la casa, si lo puedes lograr, podría darte una estabilidad en un momento de gran inestabilidad en tu vida. Es posible que desees quedarte con ella hasta superar el momento del divorcio y después decidir qué es lo que más te conviene hacer cuando hayas tenido un tiempo para adaptarte a la nueva situación que vives. Por otra parte, vender la casa podría liberarlos a ambos. Podrías poner borrón y cuenta nueva en tu vida matrimonial y volver a empezar.

Como puedes apreciar, hay muchas cosas que considerar a la hora de decidir si te quieres quedar con la casa. Es necesario que tomes la decisión que sea mejor para ti. Por eso, piénsalo bien.

¿Puedes darte el lujo de vender la casa?

En general, vender la casa mejorará tu situación financiera, pero ese no es siempre el caso. Considera por cuánto la puedes vender, réstale los costos en que tendrás que incurrir para venderla y el monto que aún se debe en la hipoteca. Si la vas a vender para dividir el producto, tendrás que restarle a ese monto la mitad. Lo que te quede deberá darte una base financiera sólida para poder encontrar una nueva residencia y comenzar de nuevo tu vida.

¿Se va a quedar tu cónyuge con la casa?

Si tu cónyuge se va a quedar con la casa, asegúrate de hacer una valuación de la propiedad si se cuestiona el valor de la misma. Igualmente, vete acostumbrando a la idea de que ya esa no será tu casa. Tal vez te parezca que estás dejando atrás la vida que solías vivir mientras tu cónyuge continúa viviéndola. Pero aunque ese hogar esté en la misma edificación, la realidad es que, en cualquier lugar donde vivan, la vida de ambos cambiará para siempre. Considera también cómo te sentirías si tu ex-cónyuge se casara de nuevo y esa persona se mudara a tu antiguo hogar.

¿Tiene sentido la propiedad conjunta?

Es posible que tenga sentido mantener la propiedad conjunta durante un tiempo prolongado después del divorcio. Por ejemplo, el padre puede estar de acuerdo en permitirles a la madre y a los hijos vivir en la casa hasta que los niños terminen la escuela secundaria. Si la sentencia de divorcio dispone que la madre tendrá el uso exclusivo del antiguo hogar del matrimonio, el padre podrá excluir su participación de la ganancia cuando la casa se venda.

Establece tu propio crédito

Es importante llenar los requisitos para obtener crédito en tu propio nombre para que tengas una fuente de crédito una vez que concluya el proceso de divorcio. Si no tienes ingreso propio, una tarjeta de crédito con garantía podría ser la solución. La tarjeta de crédito con garantía está respaldada por una cuenta de depósito en la institución financiera. Abre una cuenta de cheques individual en tu propio nombre por el mismo motivo.

En primer lugar, una cuenta de cheques

Las cuentas de cheques básicas están diseñadas para efectuar las transacciones cotidianas y pagar las cuentas, y por ello es importante que abras una en tu propio nombre. La cuenta de cheques es el primer paso de las finanzas personales y es fácil de abrir en prácticamente cualquier institución. Elige un banco que te ofrezca una tarjeta de cajero automático y una tarjeta de débito junto con la cuenta. Investiga las comisiones mensuales que deberás pagar para mantener la cuenta. Algunos bancos cobran comisiones y cuotas muy bajas, mientras que otros pueden resultar muy caros.

Segundo paso: Una tarjeta de crédito.

Independientemente de tu estado civil, siempre debes tener una tarjeta de crédito en tu propio nombre. Te puede ayudar a mantener una buena clasificación crediticia para cualquier momento en que la pudieras necesitar. También puede ser una poderosa fuente de fondos en caso de una emergencia.

Asegúrate de investigar cuál es la tarjeta apropiada para ti. Infórmate bien para seleccionar la tarjeta de crédito que mejor se adapte a tus hábitos.

Corta por lo sano.

Cuando ya tengas crédito con tu propio nombre, cierra o congela todas las cuentas de tarjeta de crédito conjuntas. No podrás cerrar la cuenta si el saldo aún no se ha cancelado totalmente. Pero si congelas la cuenta, asegúrate de que nadie haga otros cargos a ella. Si el emisor de la tarjeta no te permite cerrarla y tu cónyuge se niega a colaborar para cerrar la cuenta, puedes reportar que te han robado la tarjeta y eso automáticamente desactivará la cuenta.

Revisa todas tus cuentas conjuntas. Si hay alguna cuenta en tu nombre, procede prontamente para eliminar tu nombre de la cuenta. Esto incluye cuentas de corretaje e inversiones y otros tipos de cuentas que ofrezcan un adelanto a crédito.

Una vez cerradas todas las cuentas que necesitas cerrar, pide una copia de tu reporte de crédito. Identificar todas las cuentas que tú y tu cónyuge han abierto puede resultar un gran reto. Si todavía queda alguna en tu reporte de crédito, llama al prestamista directamente y cierra la cuenta. Entonces pide otra copia de tu reporte de crédito para estar seguro de que la cuenta se cerró según lo solicitaste. Continúa verificando tu reporte de crédito hasta que tengas la seguridad de que está correcto.

Cómo preparar un nuevo presupuesto

Después de un divorcio tu situación económica probablemente será radicalmente diferente a la que anteriormente tenías. Dedica algún tiempo a familiarizarte con esa nueva situación. Un nuevo presupuesto es el primer paso para adaptarte a tus nuevas circunstancias económicas.

Organízate. Haz copias de todos los documentos importantes relacionados con la liquidación de bienes y guárdalos en un lugar seguro.

Elabora un presupuesto anotando todos tus gastos para ver a dónde está yendo tu dinero. Saca del archivo tus cuentas de tarjetas de crédito y estados de cuenta bancarios de años anteriores para que te sirvan de guía sobre tus hábitos de gasto. Asegúrate de incluir los gastos de diversiones y entretenimiento, ropa y otros rubros importantes. Incluye un monto para ahorros. Te puede llevar varios meses refinar tu nuevo presupuesto.

Procede entonces a calcular tu ingreso mensual. No incluyas el ingreso potencial, sino solamente el ingreso que estás seguro que vas a recibir. Puedes incluir los ingresos por manutención de los hijos y pensión alimenticia si tienes la seguridad de que tu ex los pagará.

Compara los gastos presupuestados a tus ingresos. ¿Sale más de lo que entra? Si es así, necesitas recortar tus gastos. Los gastos de entretenimiento y diversiones son más fáciles de reducir que otros costos fijos como la electricidad, el agua y la vivienda. Sigue recortando hasta que tengas suficientes ingresos para cubrir todos tus gastos. Al principio no será fácil, pero es fundamental que te adaptes a tu nueva situación económica para que puedas mantener sanas tus finanzas a largo plazo.

El último paso es invertir cualquier suma que te haya tocado en la liquidación de bienes del divorcio. Si has perdido cobertura de seguro, reemplázala tan pronto te sea posible y comienza entonces a ahorrar para tu jubilación.

“Lujos” que te puedes dar.

El estrés e impacto emocional de un divorcio pueden resultar muy difíciles de manejar y algunas personas se consuelan gastando más dinero. Sin embargo, dada la incertidumbre económica que normalmente experimenta una persona después de un divorcio, gastar más dinero podría ser un grave error para mantener tu bienestar financiero a largo plazo. Debes consentirte un poco, pero no permitas que eso te cueste mucho dinero.

A continuación te damos algunas sugerencias de “lujos” que no te perjudicarán económicamente:

Un baño caliente en la tina puede ser una experiencia sumamente relajante. Te ayudará a centrarte y a hallar un poco de calma en medio de un mundo lleno de tensiones.

Un paseo en bicicleta en un parque que nunca hayas visitado. A veces la depresión funciona como una espiral que te jala hasta el fondo. Sientes que no tienes motivación. No haces ejercicio. Todo lo ves con apatía. Eso te deprime más. Un poco de ejercicio que puedas disfrutar te mejorará la circulación y te ayudará a levantar el ánimo.

Si sientes deseos de llorar, no los reprimas. Llora. A veces la gente se deja atrapar en la idea de que siempre tiene que ser fuerte. Cuando estés solo en tu casa o con un amigo en quien confíes, desahógate y llora todo lo que necesites. El llanto es una forma necesaria de expresar tus sentimientos. Tal vez hasta llegue el momento en que poderte desahogar a solas en tu casa te dé un impulso emocional. ¿Necesitas ayuda? Cualquier película triste te puede dar la disculpa que necesitas para que el llanto fluya y te puedas desahogar.

Lee – cualquier libro que quieras. Mirar la televisión horas y horas te puede drenar las energías. Interésate en un libro y escápate por unas horas. Lee a tu propio paso. Hazte unas palomitas de maíz y disfruta la velada.

Espera lo inesperado

Nada resulta más difícil de planear que lo inesperado. El impacto emocional al divorciarse ya es bastante duro sin tener que enfrentar la incertidumbre económica. La clave para sobrevivir con éxito estos eventos que cambian la vida, al menos en términos financieros, es anticiparse a las adversidades, evaluar bien la situación financiera en el presente, y darse un poco de espacio para respirar.

Mantén un fondo para emergencias al que puedas acudir en tiempos de adversidad. Necesitas, como mínimo, contar con suficiente dinero para cubrir tus gastos durante tres meses, o más si la industria o ramo en que trabajas es propensa a despidos o cese de actividades prolongadas.

Separa todos los meses algún dinero. A diferencia de tus ahorros para el retiro, mantén este fondo de emergencia con una alta liquidez, en una cuenta de ahorro o en un fondo de mercado de dinero. Lo mejor es que nunca lo necesites, pero, si lo llegaras a necesitar, te alegrarás de contar con esa ayuda monetaria.